15 de febrero de 2007

Prendiendo bombillos

No entendí para nada del porqué PDVSA, que tiene mas que suficiente con sus propios retos y rollos, lanzo una OPpA, una oferta pública (privada) por las acciones de la Electricidad de Caracas… hasta que se me prendió un bombillo.

Sabemos que la tarjeta "Mi Negra" propuesta por Manuel Rosales durante las recientes elecciones presidenciales y que estaba dirigida a lograr una participación directa del venezolano en los ingresos obtenidos por la liquidación del petróleo, caló bastante entre los idealistas del oficialismo que, consternados y confundidos, vieron cómo esa propuesta comunitaria recibía 4.3 millones de votos, justamente de quienes ellos más acusaban de faltarles un sentido comunitario.

Pues bien, estos idealistas, ni cortos ni perezosos, ahora decidieron lanzar a la calle su propia "negra" y por lo que tienen a PDVSA comprando acciones en las distribuidoras eléctricas… para luego repartirlas como dividendos a las comunidades de usuarios y así crear unas cooperativas donde cada usuario que tenga sus pagos al día, recibirá con su factura una planilla para votar por la junta directiva de su distribuidora eléctrica local.

Después de la EdC seguro que procederán con Cadafe y me imagino que también está previsto desubicar al propio Rosales, sorprendiéndolo en su propio patio con un reparto de las acciones de Enelven y Enelco.

En donde si no estaríamos hablando de un reparto sería en Margarita, ya que ahí se tratará de una simple devolución, ya que fue el gobierno central y no la isla que se quedó con todo el dinero que se obtuvo al privatizar a Seneca en 1998, en lo que para todos los fines prácticos fue un acto de apropiación indebida.

Me encanta este plan actual, pero no obstante que a caballo regalado no se le mira el comillo, es importante echarle uno ojo a los balances financieros de las empresas que se reciben, para así evitar que el día de mañana, cuando a otro de los ocurrentes de turno se le pueda ocurrir agarrarlas de nuevo para el Estado central, pueda aludir un "eso de la participación no funciona". Lo digo ya que la última vez que le eché un vistazo al balance de la EdC existían casi dos millones de millones de bolívares en pasivos y como bastante de éstos son en dólares con una gran capacidad multiplicadora, hay que estar bien atentos, para por lo menos saber cuánto debemos aumentar nuestras tarifas de electricidad para poder sostener ese buen dividendo que hemos de recibir.

Al que no le envidio nada es al Superintendente para la Promoción y Protección de la Libre Competencia (Procompetencia), quien al mismo tiempo que promete defendernos contra los monopolios, ha tenido que declarar la compra de la EdC por parte de PDVSA como "conveniente", sin poder divulgar nada del plan de reparto, algo que esta reservado para un larguísimo Aló Presidente.

Finalmente les confieso que aun cuando le agarré bastante cariño a Mi Negra estoy de acuerdo con el oficialismo en no usar ese nombre, ya que eso hubiese sido demasiado pavoso cuando se trata de distribuir unas cooperativas distribuidoras de luz.

Per Kurowski: Uno de los 4.287.467 usuarios eléctricos del país sombra.

Posdata. Hay quienes me soplan que lo de la EdC y CANTV son unos Caballos de Troya inventados por la oposición para colocar mas problemas en la comandancia y así reventarla, pero me cuesta creerlo ya que hasta la fecha no se le visto tanta inteligencia.

18 de enero de 2007

¡Hágase la sombra!

Nuestras reservas hidroeléctricas son estratégicas, mientras que una concesión para distribuir electricidad tiene el mismo significado estratégico para la nación que la de una escoba que barre sus calles, para que la población no se enferme. De haber algo estratégico con distribuir electricidad y barrer las calles, sería el que estos servicios se hagan bien, sin importar para nada a quién pertenecen los activos. En este sentido no se entiende la decisión de estatizar La Electricidad de Caracas, a menos que sea un plan de incentivos del oficialismo para recompensar con unos cargos a sus loros-rojos-rojitos.

Distribuir electricidad, por lo menos antes de que podamos comprar celdas de combustible en el supermercado, necesita de los cables de transmisión, lo cual hace de esa actividad un monopolio que debe ser regulado para evitar su abuso. A tal fin, este mismísimo gobierno, en agosto de 1999, aprobó con base a las facultades otorgadas por la Ley Habilitante del momento una Ley Orgánica del Servicio Eléctrico, ratificada por la Asamblea Nacional en diciembre del 2001 y que contemplaba la creación de la Comisión Nacional de Energía Eléctrica, CNEE.

La CNEE sería un ente desconcentrado, con patrimonio propio e independiente del Fisco Nacional; con autonomía funcional y administrativa aun cuando adscrita al Ministerio de Energía y Minas y que entre sus atribuciones tendría el diseño de las tarifas, aprobar las normas para la operación del Sistema Eléctrico Nacional, aplicar el régimen de sanciones, resolver conflictos entre agentes del sector e intervenir empresas del sector eléctrico.

En octubre de 1999 escribí en la prensa "La Ley fija un plazo no mayor de dos años para que entre en funcionamiento la CNEE. Ojalá que no sea necesario esperar tanto. Venezuela tiene urgencia en comenzar a invertir en soluciones eléctricas, pero no puede darse el lujo de que tales soluciones se enmarquen dentro del actual modelo, que ha producido resultados poco deseables".

Pues bien, a los casi siete años de ello, estos ineptos, no hay otra palabra, aún no han logrado formar a la CNEE y por lo que parece, ahora para ocultar su incapacidad, no se les ha ocurrido mejor cosa que disminuir aún más la transparencia del sector, colocando a La Electricidad de Caracas detrás del telón del Estado.

Llevo un número de artículos solicitando que las empresas distribuidoras eléctricas que actualmente son propiedad del Estado se conviertan en cooperativas, en empresas municipales o se privaticen, con el fin de acercarlas al usuario final y así hacer lograr hacer más transparente y eficiente la gestión de una CNEE y aquí vienen estos dizque iluminados y proponen hacer todo lo contrario, con otro decreto de su nefasta serie "Hágase la sombra - Hágase el silencio".