18 de enero de 2007

¡Hágase la sombra!

Nuestras reservas hidroeléctricas son estratégicas, mientras que una concesión para distribuir electricidad tiene el mismo significado estratégico para la nación que la de una escoba que barre sus calles, para que la población no se enferme. De haber algo estratégico con distribuir electricidad y barrer las calles, sería el que estos servicios se hagan bien, sin importar para nada a quién pertenecen los activos. En este sentido no se entiende la decisión de estatizar La Electricidad de Caracas, a menos que sea un plan de incentivos del oficialismo para recompensar con unos cargos a sus loros-rojos-rojitos.

Distribuir electricidad, por lo menos antes de que podamos comprar celdas de combustible en el supermercado, necesita de los cables de transmisión, lo cual hace de esa actividad un monopolio que debe ser regulado para evitar su abuso. A tal fin, este mismísimo gobierno, en agosto de 1999, aprobó con base a las facultades otorgadas por la Ley Habilitante del momento una Ley Orgánica del Servicio Eléctrico, ratificada por la Asamblea Nacional en diciembre del 2001 y que contemplaba la creación de la Comisión Nacional de Energía Eléctrica, CNEE.

La CNEE sería un ente desconcentrado, con patrimonio propio e independiente del Fisco Nacional; con autonomía funcional y administrativa aun cuando adscrita al Ministerio de Energía y Minas y que entre sus atribuciones tendría el diseño de las tarifas, aprobar las normas para la operación del Sistema Eléctrico Nacional, aplicar el régimen de sanciones, resolver conflictos entre agentes del sector e intervenir empresas del sector eléctrico.

En octubre de 1999 escribí en la prensa "La Ley fija un plazo no mayor de dos años para que entre en funcionamiento la CNEE. Ojalá que no sea necesario esperar tanto. Venezuela tiene urgencia en comenzar a invertir en soluciones eléctricas, pero no puede darse el lujo de que tales soluciones se enmarquen dentro del actual modelo, que ha producido resultados poco deseables".

Pues bien, a los casi siete años de ello, estos ineptos, no hay otra palabra, aún no han logrado formar a la CNEE y por lo que parece, ahora para ocultar su incapacidad, no se les ha ocurrido mejor cosa que disminuir aún más la transparencia del sector, colocando a La Electricidad de Caracas detrás del telón del Estado.

Llevo un número de artículos solicitando que las empresas distribuidoras eléctricas que actualmente son propiedad del Estado se conviertan en cooperativas, en empresas municipales o se privaticen, con el fin de acercarlas al usuario final y así hacer lograr hacer más transparente y eficiente la gestión de una CNEE y aquí vienen estos dizque iluminados y proponen hacer todo lo contrario, con otro decreto de su nefasta serie "Hágase la sombra - Hágase el silencio".