Amigo, si Usted está entre quienes consideran que la capacidad de cuestionar es uno de los principales valores que conforman el capital social de un país y que la participación del ciudadano es esencial para lograr sacar a nuestro país de su triste letargo, siéntese, que le voy a contar algo de terror.
Resulta que la Ley Eléctrica aprobada hace dos años y ratificada hace una semana permite, según su Art. 112, que el día de mañana en la Torre Oeste del Parque Central, en un cuartito oscurecido por la falta de información, un Viceministro del Ministerio de Energía y Minas, con la audacia del amateur, pueda negociar soberanamente una concesión de distribución eléctrica por 50 años para una ciudad como Caracas, con un mercado de 4 millones de habitantes... sin licitación o subasta y sin que el consumidor o sus autoridades participen.
Me niego a creer que después de un período tan largo de frustraciones, donde lo único valioso que hemos conseguido ha sido que la sociedad civil comience a sacudirse su tradicional sumisión, lo anterior llegue a ocurrir. No obstante y por si acaso, hago los siguientes llamados públicos:
1) A todos los alcaldes del país, les recuerdo que el Art. 178 de la Constitución les impone una responsabilidad por los servicios públicos, como la electricidad y que si bien una Ley puede restringirles su campo de influencia, sin embargo no puede sacarlos de la discusión.
2) A los dueños de las distribuidoras existentes, públicas y privadas, no crean que al hablar con el Presidente, un Ministro o un Viceministro, ya lo han hecho con el Soberano, les recuerdo que en materia de participación pública, todita la revolución aún queda por delante.
Kurowski … ¿Qué le pasa? - Únicamente que no confío en las autoridades centrales. Hace poco, ellos mismos dictaron un Reglamento de la Ley que en su art. 53 establece, como primer criterio para otorgar las concesiones eléctricas, “los pagos ofrecidos por la concesionaria a la República” y yo no puedo aceptar el concepto de que la República, en lugar de buscar las menores tarifas, adjudique, cual vulgar comisionista, mercados que no le pertenecen y cobre por ello, como en el caso de la Isla de Margarita 63 millones de dólares, a ser cancelados por el consumidor y con tarifas mas altas que la necesarias.
También me molestó presenciar la semana pasada en la Asamblea Nacional, cómo en el debate sobre la Ley Eléctrica, una sonriente e irónica gestoría, tipo cogollo, aplastó varios esfuerzos por llevarle más luz al Sector.
Finalmente y para que no me quede nada por dentro, me revuelve el alma la falta de protesta ante la posibilidad de crear un nuevo “meta-Estado”: La EdC-CANTV, que pueda volcar su inmenso poder, no sobre un mercado amplio, sino sobre un pobre e incipiente Regulador. No conozco país moderno, que permita tal exabrupto.
P.D. Algo avergonzado les confieso, que últimamente se me ha metido en la cabeza la idea de que cada vez que enciendo la luz, estoy creando una mini deuda externa y eso me está matando.
Publicado en El Universal, Caracas, 11 de Octubre de 2001
PS. Ese viceministro era Nervis Villalobos.
Resulta que la Ley Eléctrica aprobada hace dos años y ratificada hace una semana permite, según su Art. 112, que el día de mañana en la Torre Oeste del Parque Central, en un cuartito oscurecido por la falta de información, un Viceministro del Ministerio de Energía y Minas, con la audacia del amateur, pueda negociar soberanamente una concesión de distribución eléctrica por 50 años para una ciudad como Caracas, con un mercado de 4 millones de habitantes... sin licitación o subasta y sin que el consumidor o sus autoridades participen.
Me niego a creer que después de un período tan largo de frustraciones, donde lo único valioso que hemos conseguido ha sido que la sociedad civil comience a sacudirse su tradicional sumisión, lo anterior llegue a ocurrir. No obstante y por si acaso, hago los siguientes llamados públicos:
1) A todos los alcaldes del país, les recuerdo que el Art. 178 de la Constitución les impone una responsabilidad por los servicios públicos, como la electricidad y que si bien una Ley puede restringirles su campo de influencia, sin embargo no puede sacarlos de la discusión.
2) A los dueños de las distribuidoras existentes, públicas y privadas, no crean que al hablar con el Presidente, un Ministro o un Viceministro, ya lo han hecho con el Soberano, les recuerdo que en materia de participación pública, todita la revolución aún queda por delante.
Kurowski … ¿Qué le pasa? - Únicamente que no confío en las autoridades centrales. Hace poco, ellos mismos dictaron un Reglamento de la Ley que en su art. 53 establece, como primer criterio para otorgar las concesiones eléctricas, “los pagos ofrecidos por la concesionaria a la República” y yo no puedo aceptar el concepto de que la República, en lugar de buscar las menores tarifas, adjudique, cual vulgar comisionista, mercados que no le pertenecen y cobre por ello, como en el caso de la Isla de Margarita 63 millones de dólares, a ser cancelados por el consumidor y con tarifas mas altas que la necesarias.
También me molestó presenciar la semana pasada en la Asamblea Nacional, cómo en el debate sobre la Ley Eléctrica, una sonriente e irónica gestoría, tipo cogollo, aplastó varios esfuerzos por llevarle más luz al Sector.
Finalmente y para que no me quede nada por dentro, me revuelve el alma la falta de protesta ante la posibilidad de crear un nuevo “meta-Estado”: La EdC-CANTV, que pueda volcar su inmenso poder, no sobre un mercado amplio, sino sobre un pobre e incipiente Regulador. No conozco país moderno, que permita tal exabrupto.
P.D. Algo avergonzado les confieso, que últimamente se me ha metido en la cabeza la idea de que cada vez que enciendo la luz, estoy creando una mini deuda externa y eso me está matando.
Publicado en El Universal, Caracas, 11 de Octubre de 2001
PS. Ese viceministro era Nervis Villalobos.