El viernes 17 de Mayo, en San Cristóbal, un grupo de profesionales del sector eléctrico, inspirado por un mensaje de cambio y encabezados por los Gobernadores de Táchira y Mérida y dignos representantes de Trujillo y Barinas, lograron firmar con las autoridades centrales un acuerdo que, Dios mediante, habrá de significar que muy pronto la región Andina tenga la responsabilidad sobre la gestión de su sistema eléctrico. De hecho, el manifiesto anuncia la creación de la Hidroeléctrica de Los Andes, una empresa regional que será dueña de todos los activos hidroeléctricos de los Andes, así como la regionalización progresiva de su distribuidora eléctrica Cadela.
Dos factores sirvieron para motivar las decisiones tomadas. El primero y más obvio, resultado directo de la desidia y arrogancia centralista de Cadafe, es el pésimo estado en que se encuentra el servicio eléctrico y que, aún cuando suene inverosímil, sólo habrá de empeorar antes de que pueda mejorar. El segundo factor, menos obvio, pero más importante, fue resaltado entre otros por el Ing. Víctor Poleo, Director General del Ministerio de Energía y Minas, y radica en el hecho de que aún en el supuesto de que los servicios eléctricos centralmente dirigidos, estuvieran funcionando perfectamente, la centralización de los mismos es, per se, un error ya que su manejo y administración debería corresponder a cada región, por cuanto sólo así podremos aprender a hacer región.
El 17 de Mayo plantea inmensos retos a los Andes, siendo el principal de ellos, el que en poco tiempo no habrá más a quién echarle la culpa. En otras palabras, se debe lograr desarrollar el sistema eléctrico Andino de manera que sirva para señalar con orgullo la capacidad de la región. Para lograrlo, sin duda alguna se necesita de una buena y capacitada gerencia regional, pero ésta, a su vez, debe actuar con la firme intención de no caer en la trampa de la centralización regional, que es sólo una variante, algo menos peligrosa, del virus que hoy se sufre.
La nueva Ley Eléctrica predica un acercamiento del usuario al sector eléctrico y en esto los ciudadanos son representados ante nada, por las autoridades municipales. En tal sentido, una de las primeras acciones que se derivan del 17 de Mayo, es una gran convocatoria pública de todas las autoridades municipales andinas y, por supuesto, de cualquier otra asociación civil que desee participar, para así asegurar la voluntad y coordinación de los sacrificios y apoyos, que esta gesta de independencia eléctrica requiere.
En el caso particular de los Andes, esta descentralización tiene una especial connotación, por cuanto lo que se puede dibujar al final del arco iris, como recompensa por los sacrificios necesarios, es algo mucho más que sólo un buen servicio eléctrico. Al analizar el impacto potencial del sistema hidroeléctrico de los Andes, en actividades como turismo, piscicultura y tantas más, la única pregunta que resta es, el por qué este 17 de Mayo se fechó en 2001 y no en 1901.
De niño, cuando vivía en Palmira, podía ver desde mi ventana la planta cervecera, que satisfacía mi sed por malta. Por casualidades de la vida, como Director de Finanzas de la Cervecera Nacional, tuve que participar hace dos décadas en el proceso de cerrarla, hecho éste que me rompió el corazón. El 17 de Mayo, aunque en un minúsculo rol, básicamente como oyente y observador, se me dio la oportunidad de participar en la apertura de algo mucho más grande para mi tierra natal. Le doy gracias a Dios por esto.
Publicado en La Nación, San Cristóbal, el 11 de Mayo de 2001
Dos factores sirvieron para motivar las decisiones tomadas. El primero y más obvio, resultado directo de la desidia y arrogancia centralista de Cadafe, es el pésimo estado en que se encuentra el servicio eléctrico y que, aún cuando suene inverosímil, sólo habrá de empeorar antes de que pueda mejorar. El segundo factor, menos obvio, pero más importante, fue resaltado entre otros por el Ing. Víctor Poleo, Director General del Ministerio de Energía y Minas, y radica en el hecho de que aún en el supuesto de que los servicios eléctricos centralmente dirigidos, estuvieran funcionando perfectamente, la centralización de los mismos es, per se, un error ya que su manejo y administración debería corresponder a cada región, por cuanto sólo así podremos aprender a hacer región.
El 17 de Mayo plantea inmensos retos a los Andes, siendo el principal de ellos, el que en poco tiempo no habrá más a quién echarle la culpa. En otras palabras, se debe lograr desarrollar el sistema eléctrico Andino de manera que sirva para señalar con orgullo la capacidad de la región. Para lograrlo, sin duda alguna se necesita de una buena y capacitada gerencia regional, pero ésta, a su vez, debe actuar con la firme intención de no caer en la trampa de la centralización regional, que es sólo una variante, algo menos peligrosa, del virus que hoy se sufre.
La nueva Ley Eléctrica predica un acercamiento del usuario al sector eléctrico y en esto los ciudadanos son representados ante nada, por las autoridades municipales. En tal sentido, una de las primeras acciones que se derivan del 17 de Mayo, es una gran convocatoria pública de todas las autoridades municipales andinas y, por supuesto, de cualquier otra asociación civil que desee participar, para así asegurar la voluntad y coordinación de los sacrificios y apoyos, que esta gesta de independencia eléctrica requiere.
En el caso particular de los Andes, esta descentralización tiene una especial connotación, por cuanto lo que se puede dibujar al final del arco iris, como recompensa por los sacrificios necesarios, es algo mucho más que sólo un buen servicio eléctrico. Al analizar el impacto potencial del sistema hidroeléctrico de los Andes, en actividades como turismo, piscicultura y tantas más, la única pregunta que resta es, el por qué este 17 de Mayo se fechó en 2001 y no en 1901.
De niño, cuando vivía en Palmira, podía ver desde mi ventana la planta cervecera, que satisfacía mi sed por malta. Por casualidades de la vida, como Director de Finanzas de la Cervecera Nacional, tuve que participar hace dos décadas en el proceso de cerrarla, hecho éste que me rompió el corazón. El 17 de Mayo, aunque en un minúsculo rol, básicamente como oyente y observador, se me dio la oportunidad de participar en la apertura de algo mucho más grande para mi tierra natal. Le doy gracias a Dios por esto.
Publicado en La Nación, San Cristóbal, el 11 de Mayo de 2001