15 de agosto de 2002

Que alguien me ampare

Hace poco opiné, que debido a los problemas que atraviesa la AES, accionista principal de la Electricidad de Caracas (EdC), a ésta pudiesen estarle chupando recursos hasta el punto de verse impedida de cumplir con su plan de inversiones. Los 900 millones de dólares, que ya le han extraído en menos de 24 meses, así lo sugieren.

Nunca había recibido tantos correos electrónicos… felicitándome y ofreciendo suministrar otros datos relevantes, pero como cosa curiosa, hasta la fecha, ni pío de la empresa, ni de las autoridades.

Hoy necesito referirme a otro aspecto. Quizás recuerden, que con relación al estudio de un régimen económico eléctrico, les contaba que unos consultores habían sugerido la loquetera de que le pagásemos a la EdC, por el uso de sus redes, como si éstas fuesen nuevas, sin importarles que los usuarios, mediante el pago de las tarifas, ya las hubiéramos amortizado mayormente… y que al final, trataba de consolarnos con un “nos salvamos…por ahora”. Pues olvídense de la salvada, por lo menos por ahora.

Por los caminos verdes, me llegó una nueva versión del estudio fechado Junio 2002, donde se sostiene, que el absurdo criterio antes mencionado, ya fue “justificado en un Documento de Lineamientos Básicos para el Diseño del Régimen Económico del Mercado Eléctrico de Venezuela”. Para el caso de la EdC, el estudio estima que el “Valor Nuevo de Reposición de un Red Eficiente”, para una ciudad como Caracas, sería de aproximadamente 1.600 millones de dólares (sin incluir activos de generación y transmisión), por lo que, según la propuesta, a ese valor deberíamos hacer los cálculos.

El estudio incluye una Verificación de Rentabilidad, que en esencia no es más que una cacofonía del criterio anterior (aún cuando cacafonía le queda mejor), con la que sólo demuestran, que de valorizar los activos en tal monto y pagar una tarifa acorde con el mismo, la rentabilidad final sería la esperada. Algo así como, si dos más dos son cuatro… entonces, cuatro menos dos deberían dar dos… ¿Lo dan? ¡Correcto!¡Todo en orden! ¡Vamos con la próxima tarifa!

Yo no soy un loquito, tengo un currículum que incluye Master de Administración del IESA en 1974 con mención de honor, poseo más de 25 años de amplia y variada experiencia profesional y soy el primero en reconocer que hay que pagarle adecuadamente a quien nos brinde un servicio público, pero amigos, la propuesta actual es simplemente inaceptable y, si las tarifas calculadas con ella, en cierta forma se asemejan a las actuales, ello sólo evidencia cómo tienen engañado al sector regulador… ¿por servil, inepto o por qué?

Por cierto, el mismo día que publiqué mi artículo, por pura coincidencia, recibí, por primera vez en mi vida, un aviso conminándome al pago de mi factura eléctrica, que llevaba 96 horas de vencida. Obviamente salí corriendo a cancelar la factura, ya que una cosa es enfrentarse con la AES, y otra… a mi esposa y editora si nos cortan la luz. ¿Habrá un juez dispuesto a ampararme mientras sigo diluzidando?

Publicado en El Universal, Caracas, 15 de Agosto de 2002