10 de octubre de 2002

NI UNA INGENIERÍA FINANCIERA MÁS

En Junio de 2000, cuando la AES estaba comprando a la Electricidad de Caracas (EdC), escribí un artículo titulado “La EdC que yo quiero”, donde decía; “De mi distribuidora eléctrica local, lo que me interesa ver son unos buenos ingenieros con coloridos cascos, acompañados por contadores competentes con unas calculadoras sencillas, que sólo sirvan para sumar y restar. Observar la presencia de abogados, financistas, corredores, publicistas y demás profesionales poco relacionados con llevarme la luz a casa, francamente no me gusta”.

Dicho y hecho. Hoy, a poco mas de dos años, la EdC ya tiene dificultades para hacer las inversiones necesarias. Sus nuevos accionistas extranjeros ordeñaron las cuentas patrimoniales de la empresa por 900 millones de dólares, cuando probablemente cualquier propietario nacional, mucho menos versado en ingeniería financiera, seguro hubiera destinado gran parte de tales recursos a reducir la inmensa deuda externa, que actualmente pesa sobre la empresa.

Igualito pienso con respecto a las finanzas públicas. Ante el enredo total que presenta la deuda pública de Venezuela, en mucho heredada, existe presión para que se profesionalice su manejo, pero, si ya nos resulta difícil evaluar lo que está pasando, imagínense como será cuando vengan tan refinados “artistas” ejecutando “puts”, “calls” etc. y etc.

¡No! En lo que respecta al pasivo público de Venezuela, si no puedo tener acceso a un administrador de haciendas, como Juan Vicente Gómez, que simplemente la cancele y se olvide de esa tontería, mil veces prefiero una pulpería.

Supongamos que a los gobernantes de Venezuela sólo les estuviese permitido emitir deuda hasta por un porcentaje fijo del PNB y que además ésta tuviese que ser contratada exclusivamente a través de la emisión de bonos a 15 años, con 15 amortizaciones anuales iguales y consecutivas.

Semejante medida acabaría con la perniciosa tendencia de financiarnos tipo “costosa tarjeta de crédito”, que por empujar la arruga nos han llevado a la actual situación, donde si bien como país no debemos mucho, sin embargo por la gran acumulación de vencimientos en el corto plazo, los mercados nos exigen y pueden cobrarnos un ojo de la cara. Un perfil de amortización plano, con nuestro modesto nivel de deuda, de seguro nos haría acreedor de una calificación de riesgo crediticio infinitamente mejor que la actual.

Además, la utilización de un solo tipo de instrumento, le daría una profundidad y liquidez maravillosa al mercado de deuda de Venezuela. En cuanto a la demanda por diversos plazos de colocación, ésta podría ser atendida por el propio mercado, con sus mecanismos que le asignan distintos vencimientos a los distintos tenedores.

Por último, lo mejor, LA TRANSPARENCIA. El país siempre sabría a ciencia cierta cuál es el costo real de cualquier proyecto del Estado, sin tener que recurrir a la calculadora financiera o a expertos, quienes siempre representan un alto costo directo, así como un altísimo costo indirecto, por todas las vainas que inventan.

Per Kurowski - Ingeniero Financiero

Publicado en El Universal el 10 de Octubre de 2002



2 de octubre de 2002

Trancando y destrancando

El Tamarindo, en Playa Guacuco, Isla de Margarita, es un hotel que está ubicado en unos de los sitios mas privilegiados del mundo por lo que, con una buena dosis de cariño, dedicación y capacidad por parte de un buen operador, así como una colaboración razonable de las autoridades, debería estar hasta el tequeteque con turistas satisfechos y deseosos por regresar. Pero, qué va, … cerrado y abandonado a las inclemencias de nuestras realidades tropicales, poco a poco irá desapareciendo hasta terminar en otro resto, que algún día le evidenciara a un antropólogo, la increíble desidia de nuestra sociedad.

Qué fácil sería definir una concesión para el Tamarindo, por treinta años y sujeto a muy pocas normas, como por ejemplo cuidarlo y a partir del tercer año cancelarle al Estado un monto x por noche ocupada… y entregarlo de manera gratuita a quien haya sido seleccionado, por sorteo, entre los grupos deseosos y calificados. Pero NO, por cuanto nuestra sociedad requiere que, para entregarle algo a alguien, hay que pagar algo hoy… el futuro queda trancado.

Cadafe, es una empresa eléctrica que durante décadas cumplió fabulosamente con la misión de electrificar a Venezuela pero que, por no saber reorganizarse a tiempo, hoy es una organización con el corazón y las arterias tan calcificadas, que regresando por sus mismos pasos, está des-electrificando al país.

Qué fácil sería crear alrededor de su sistema distributivo unas 20 concesiones y entregarles estas, gratuitamente, a cooperativas, empresas privadas, empresas municipales o cualquier otra forma de asociación, que esté dispuesta aceptar las normas de la concesión desarrolladas sobre la base de reconocer el interés público del servicio eléctrico. Pero NO, por cuanto nuestra sociedad no puede convivir con la idea de soltar algo que pueda significar una pérdida de poder… el futuro queda trancado.

Contrario a lo que uno pudiese creer, de oír a quienes predican sobre lo indispensable que es para el desarrollo proteger la propiedad intelectual con patentes, el Internet, uno de los avances más significativos de nuestra época, logro su desarrollo solo gracias a la absoluta libertad y gratuidad de acceso a toda sus fuentes de programas.

Qué difícil será, evitar que las oportunidades de negocios, infrinjan y recorten sobre la libertad de la red, como de hecho ya está ocurriendo. No obstante y sin ser un experto en la materia, tengo la impresión que la reciente decisión del Ministerio de Planificación y Desarrollo, de asegurar que toda la información pública así como todo el desarrollo informático oficial de Venezuela, esté, de manera preferencial, basada en un software libre, puede ayudar a destrancar el futuro de un país joven.

Publicado en TalCual 2 de Octubre de 2022






15 de agosto de 2002

Que alguien me ampare

Hace poco opiné, que debido a los problemas que atraviesa la AES, accionista principal de la Electricidad de Caracas (EdC), a ésta pudiesen estarle chupando recursos hasta el punto de verse impedida de cumplir con su plan de inversiones. Los 900 millones de dólares, que ya le han extraído en menos de 24 meses, así lo sugieren.

Nunca había recibido tantos correos electrónicos… felicitándome y ofreciendo suministrar otros datos relevantes, pero como cosa curiosa, hasta la fecha, ni pío de la empresa, ni de las autoridades.

Hoy necesito referirme a otro aspecto. Quizás recuerden, que con relación al estudio de un régimen económico eléctrico, les contaba que unos consultores habían sugerido la loquetera de que le pagásemos a la EdC, por el uso de sus redes, como si éstas fuesen nuevas, sin importarles que los usuarios, mediante el pago de las tarifas, ya las hubiéramos amortizado mayormente… y que al final, trataba de consolarnos con un “nos salvamos…por ahora”. Pues olvídense de la salvada, por lo menos por ahora.

Por los caminos verdes, me llegó una nueva versión del estudio fechado Junio 2002, donde se sostiene, que el absurdo criterio antes mencionado, ya fue “justificado en un Documento de Lineamientos Básicos para el Diseño del Régimen Económico del Mercado Eléctrico de Venezuela”. Para el caso de la EdC, el estudio estima que el “Valor Nuevo de Reposición de un Red Eficiente”, para una ciudad como Caracas, sería de aproximadamente 1.600 millones de dólares (sin incluir activos de generación y transmisión), por lo que, según la propuesta, a ese valor deberíamos hacer los cálculos.

El estudio incluye una Verificación de Rentabilidad, que en esencia no es más que una cacofonía del criterio anterior (aún cuando cacafonía le queda mejor), con la que sólo demuestran, que de valorizar los activos en tal monto y pagar una tarifa acorde con el mismo, la rentabilidad final sería la esperada. Algo así como, si dos más dos son cuatro… entonces, cuatro menos dos deberían dar dos… ¿Lo dan? ¡Correcto!¡Todo en orden! ¡Vamos con la próxima tarifa!

Yo no soy un loquito, tengo un currículum que incluye Master de Administración del IESA en 1974 con mención de honor, poseo más de 25 años de amplia y variada experiencia profesional y soy el primero en reconocer que hay que pagarle adecuadamente a quien nos brinde un servicio público, pero amigos, la propuesta actual es simplemente inaceptable y, si las tarifas calculadas con ella, en cierta forma se asemejan a las actuales, ello sólo evidencia cómo tienen engañado al sector regulador… ¿por servil, inepto o por qué?

Por cierto, el mismo día que publiqué mi artículo, por pura coincidencia, recibí, por primera vez en mi vida, un aviso conminándome al pago de mi factura eléctrica, que llevaba 96 horas de vencida. Obviamente salí corriendo a cancelar la factura, ya que una cosa es enfrentarse con la AES, y otra… a mi esposa y editora si nos cortan la luz. ¿Habrá un juez dispuesto a ampararme mientras sigo diluzidando?

Publicado en El Universal, Caracas, 15 de Agosto de 2002




1 de agosto de 2002

¿Qué hacemos Cira?

Recientemente leímos en El Universal un artículo de Cira Romero denominado “Inversión y trabajo”, donde nos recordaba la importancia de la inversión para combatir la pobreza y el desempleo y la necesidad de no caer en la trampa de calificarla como buena o mala, según fuera ésta extranjera o nacional. Mucha razón tiene Cira… no toda inversión extranjera es necesariamente buena.

Un digno ejemplo es nuestro fiduciario eléctrico, La Electricidad de Caracas, EdC, que mensualmente recibe nuestros pagos por luz, para que haga las inversiones necesarias y nos brinde un buen servicio, pero que parece haber caído en no muy buenas manos, no obstante ser extranjeras.

Hace apenas 24 meses que AES compró el 80% de la EdC y ya le han extraído, vía la recompra de acciones y pago de dividendos, la bicoca de 900 millones de dólares, que no sé si califica como “la obtención de una rentabilidad justa” a que apunta la Ley del Servicio Eléctrico.

Voceros de la EdC señalaron hace poco, que de los 160 millones de dólares, que pensaban invertir durante el 2002, tuvieron que retrasar 80 millones, “por la indefinición de un modelo económico para el sector”. Considerando que la EdC no requirió de un modelo económico en sus primeros 110 años, el cual tampoco existía cuando AES la compró, la excusa suena ridícula.

Hace dos años, los funcionarios de Fundelec, nuestros supuestos expertos en materia de régimen económico eléctrico, por haber viajado por el mundo por más de diez años asistiendo a cuanto seminario hay, sin embargo contrataron a unos consultores argentinos para que les hiciesen su trabajo… y no les cuento de la que nos salvamos…por ahora. Figúrense que los consultores sugerían que le pagásemos a la EdC, por el uso de sus redes, como si éstas fuesen nuevas, sin importarles que los usuarios, mediante el pago de las tarifas, ya las habíamos amortizado mayormente. Como además proponían que tan fantabuloso valor de redes, fuese remunerado a tasas, que incluían consideraciones de riesgo país, estoy seguro de que, de haberse decretado ese régimen económico, se hubiesen extraído, tanto de la EdC como de nuestros bolsillos, mucho más que los 900 que sacaron.

En su último informe a sus accionistas, la EdC anuncia (con orgullo) que la chupadera va a seguir, declarando su intención de aumentar la deuda y de reducir el capital de la empresa. Como si esto no fuese suficientemente preocupante, AES tiene problemas, su filial en Colombia quebró, sus acciones pasaron de 70 dólares a sólo 2, su calificación de riesgo empeoró e incluso han tenido que sustituir a su Presidente fundador.

Quisiera declararme en rebelión, dejar de cancelarle a la EdC mi factura de luz mientras sigan retrasando las inversiones; desearía que el gobierno vigilare más de cerca a la EdC; considero que los 900 millones ya deberían ser dividendos suficientes, por muchos años… pero, Cira amiga, ¿qué hacemos cuando, en épocas de globalización, siempre nos alertan que al inversionista extranjero… ni con el pétalo de una rosa?

Publicado en El Universal, Caracas, 1 de Agosto de 2002





26 de julio de 2002

CORTOCIRCUITO EN MARGARITA

No importa que los cables eléctricos en la Isla de Margarita se vean mucho más ordenados que antes, su situación eléctrica sigue siendo un verdadero enredo.

Todo comenzó hace unos años cuando el Estado, incapaz de proveer un servicio público básico como el de la electricidad, tiró la toalla y llamó a la privatización. No obstante, nuestros políticos, que jamás se han tomado lo de servir al público demasiado a pecho, decidieron que no querían soltar ese cambur sin por lo menos recibir un buen regalo de salida.

Entran en escena los asesores, quienes después de establecer que los activos eléctricos en Margarita no sólo eran chatarra, sino que además ya habían sido cancelados por los usuarios margariteños con el pago de sus tarifas, indicaron que la única manera de conseguir tal regalo de salida, era vendiendo el derecho de suplir electricidad de manera monopólica al mercado de Margarita… por muchas décadas.

Dicho y hecho. Entre misas y gallos, se construyó un pliego tarifario tan generoso, que hizo babear al inversionista (CMS Energy) hasta tal punto que en la subasta le ofreció al Gobierno un cheque por 63 millones de dólares, por el 70% de SENECA, empresa a la cual se le había otorgado la concesión exclusiva

El Gobierno festejó gritando ¡Viva… la bateamos de jonrón! Les importó un bledo que el cheque proviniera realmente de una apropiación indebida, ya que habían vendido el acceso a un mercado que no les pertenecía.

Sin embargo algunos pocos considerábamos que no había nada que celebrar, ya que la Isla pasaba a estar en manos de un inversionista, que desembolsó 63 millones de dólares por el solo derecho a dar el servicio, es decir, antes de comprar un bombillo, un metro de cable o un transformador y que obviamente pensaba recuperar tal pago a través de las tarifas.

Pero el horror no acaba ahí. Entre la prisa del Estado por ponerle la mano al cheque y de los inversionistas por entrar, se postergó de manera irresponsable, para después de la subasta la decisión más importante para la Isla en materia eléctrica, la de determinar si se colocaba un nuevo cable submarino o un gasoducto para generar con gas.

Tal como lo ordena la Ley de Murphy, a los pocos días de haberse vendido Séneca, el viejo cable submarino colapsó y el sorprendido inversionista tuvo que salir corriendo a instalar generadores alimentados con petróleo, por lo que hoy Margarita, en lugar de electricidad del Caroní o electricidad a gas, deben generar la opción más costosa.

Como resultado de todo lo anterior, hoy la Isla tiene que sufrir unas tarifas eléctricas agobiantes, al mismo tiempo que el inversionista pierde dinero. ¿Cómo se resuelve esto? Obviamente que no con más politiquería, sino buscando una solución de fondo, como podría ser la siguiente:

El Estado. Por haberse llevado un dinero que no le tocaba, debería ordenar a la empresa nacional de transmisión, que está por crearse, que coloque dos buenos cables submarinos, que le entregue a la Isla una electricidad más económica… como la del resto de Venezuela.

CMS Energy. Por no haberse dado cuenta del mal estado del viejo cable submarino y de que su clientela no estaban en capacidad de pagar las exageradas tarifas que los del Gobierno central le prometieron, debe asumir algunas pérdidas.

PDVSA. Debe ayudar a resolver el problema, para así liberar un petróleo que puede vender a mejores precios en el mercado internacional.

MEGANE, la mancomunidad eléctrica de Margarita. Debe buscar un financiamiento a largo plazo con el BID para negociar tanto una readquisición de Séneca como las tarifas.

Publicado en TalCual, Caracas, 26 de julio de 2002



3 de julio de 2002

CORTOCIRCUITO EN CARACAS

La Electricidad de Caracas (EdC) ha señalado que de los 160 millones de dólares que pensaban invertir durante el 2002, tuvieron que posponer 80 millones “por la indefinición de un modelo económico para el sector”. ¡Vaya excusa! Nadie niega que el Ejecutivo esté muy retrasado en la aplicación de la Ley Eléctrica de 1999, pero ello no exime a la EdC de ejecutar oportunamente las inversiones necesarias… ni nos da derecho a los consumidores de retrasarnos con los pagos.

La EdC lleva 110 años prestándole un buen servicio a Caracas, sin haber tenido jamás una concesión formal, ni un verdadero régimen económico que respalde tal servicio monopólico, por lo que los actuales retrasos, se deben a otros factores bastante más preocupantes.

AES es la empresa estadounidense que adquirió en Junio del 2000 el 80% de la EdC, gracias al acceso a fondos mucho más baratos que los antiguos accionistas venezolanos de la EdC, que vivían y viven bajo el yugo del “riesgo-país”. AES, siguiendo las tendencias corporativas de moda, ha concentrado su gestión inicial en dos aspectos: la reducción de personal y la exprimidera de recursos.

En tal sentido, la nómina de EdC fue reducida en un 50%, dejando atónito a un público, que hasta la fecha había considerado a la EdC como un modelo de eficiencia gerencial.

En cuanto a la exprimidera, ésta comenzó con la recompra por la EdC de sus propias acciones por 300 millones de dólares, lo que no es otra cosa que una vulgar reducción de capital y, para rematar, entre Diciembre del 2000 y Abril del 2002 han pagado dividendos en el orden de 600 millones de dólares. Sin mucho cálculo, esto significa que de los 1.600 millones de dólares, que la AES invirtió al comprar la EdC, ya debe haber recuperado la mitad… en dos años… ¡no esta mal!

¿De dónde han salido los 900 millones exprimidos? Hasta la fecha, de ganancias ordinarias, de algunas reservas líquidas y de la venta de las inversiones que la EdC tenía en Colombia, El Salvador y CANTV. Esas inversiones, de una manera u otra, constituían unas reservas, que nosotros los usuarios, con el pago de nuestras tarifas, habíamos ayudado a crear… justamente para poder afrontar las necesidades de inversión en Caracas… como sería el caso de los 80 millones retrasados.

¿Cómo exprimirán a la EdC mañana? … No sé … Dios quiera que no sea endeudándola hasta el tequeteque. El riesgo existe, basta leer el Informe a los Accionistas de la EdC del 2001, donde se habla de “un manejo financiero más eficiente que hace innecesario el mantener altas cuentas de superávit pagado”… menos capital y “la mejora de la estructura de capital del Grupo por la vía del incremento del financiamiento a partir de septiembre del 2000”… más deuda.

La posibilidad de un sobreendeudamiento de la EdC preocupa, especialmente porque la AES ya no tiene el mismo acceso a recursos que en Junio de 2000. Las acciones de la AES, que en Junio del 2000 se cotizaban en 45 dólares y que sobrepasaron los 65, hoy se cotizan en 5 dólares. En Junio de 2002 le redujeron a la AES su calificación crediticia y por estar enredada en otros países emergentes, sufre fuertes restricciones, que retrasan aún más sus inversiones… que tanto se necesitan en Caracas.

Ello no significa que la EdC o la AES hayan hecho algo indebido. ¡Negocio es negocio! Lo que sí es evidente es que nosotros, los usuarios, o no sabemos, o no queremos defender nuestros derechos, que son tan legítimos como los de la AES. ¿Quién sabe?… a lo mejor tenemos que ir preparando la recompra de la EdC?

Publicado en TalCual, Caracas, 3 de julio de 2002



23 de mayo de 2002

Di(luz)idando

De plantearse la necesidad de hacer inversiones eléctricas en el orden de 1.000 millones de dólares, todos sabemos que deberemos amortizarlos mediante nuestras tarifas eléctricas. Sin embargo, pocos se pasean por la necesidad de analizar el impacto de los plazos y tasas en el monto de tales pagos. Si por ejemplo, los pagamos en 8 años al 16%, erogaríamos 230 millones anuales. Mientras que, si por el contrario, nos cobraran el 8% a 16 años, sólo tendríamos que afectar nuestro bolsillo con 113 millones. ¡Menos de la mitad!… así sea por más tiempo.

De lo anterior se evidencia el hecho de que si deseamos acceder a tarifas eléctricas razonables, obligatoriamente deberíamos exorcizar el riesgo de ese sector, para así lograr atraer a inversionistas dispuestos a colocar a tasas bajas y a largo plazo.

Paralelamente al problema de las tarifas eléctricas, otros discuten si los fondos de pensiones deberían ser privados o no, no obstante ser un mero ejercicio intelectual, ante la total ausencia de instrumentos de inversión nacionales, que le permitan a un administrador privado, no ladrón, asumir la responsabilidad de asegurarle la certeza de una pensión digna a un compatriota, en un mundo de Enron, Argentina y Cavendes.

Surge entonces la posibilidad de que con la Empresa Nacional de Transmisión (ENT), que supuestamente, según decreto, estaría en formación, podamos matar dos pájaros de un solo tiro, al conseguir dinero barato para la electricidad mediante la venta de instrumentos de colocación seguros para los ahorristas.

La ENT será la cobradora de peaje entre la hidroelectricidad del Caroní y los consumidores y tendrá, por lo tanto, uno de los negocios más seguros del país. Es por ello que, de contarse con el apoyo de la Asamblea y una Ley especial, la ENT podría emitir títulos de inversión de un valor nacional muy superior al de las piedritas preciosas que mercadea la Bolsa de Caracas.

Obviamente que para que la ENT pueda servir religiosamente su deuda, debería restringírsele su capacidad de endeudamiento, por ejemplo a los 1.000 millones de dólares indexados, para así evitar que la operación se desvirtúe con nuevas emisiones.

Obtenidos los 1.000 millones de dólares, ¿Cómo los invertimos? Para comenzar, 400 millones deberían ser usados por la propia ENT para mejorar la red de transmisión…(sin olvidar un nuevo cable submarino para Margarita). Los 600 millones restantes, podrían destinarse para un plan de reordenamiento de la distribución eléctrica, el cual pudiera contemplar la división del mercado actualmente servido por las empresas de distribución eléctrica propiedad del Estado, en 20 nuevas concesiones, razonablemente equilibradas, con suficiente autonomía regional, que las acerque a sus consumidores y con un capital de arranque en el orden de los 30 millones de dólares cada una.

¿Y CADAFE? Quedaría como un coordinador central apoyando a estas 20 distribuidoras, siempre que lo pueda hacer con una eficiencia razonable… lo que dependerá de ella misma. En cuanto a la generación eléctrica, ése es otro mundo… para otro artículo.

Publicado en El Universal, Caracas, 23 de Mayo de 2002



9 de mayo de 2002

El monólogo de Kurowski

El debate económico ha sido secuestrado por quienes nos quieren ver como otra Cuba o por quienes más bien tienen a Puerto Rico en mente… ¡Estoy harto de sus propuestas talibánicas! Un verdadero pacto de gobernabilidad debería comenzar por sacar momentáneamente del tapete aquellos asuntos conflictivos sobre los que no podemos perder más tiempo discutiendo, tales como:

Privatización de PDVSA. Para la defensa de nuestros intereses petroleros, en las actuales circunstancias no existe otra alternativa lógica que la de ser miembro de la OPEP, lo que obliga a que PDVSA sea 100% del Estado. 

Servicios públicos. Buscando vender bien caro los monopolios eléctricos a empresas extranjeras, hipotecando así nuestro futuro con tarifas innecesariamente altas, nunca desarrollaremos otras alternativas, que las hay.

Fondos de pensiones privados. Mientras no existan en el país instrumentos financieros, que permitan colocaciones prudentes a largo plazo, la discusión del tema es irrelevante. 

Ley de tierras. Mientras el Estado sea el principal latifundista, propietario de todas las tierras que quiera repartir y no existan condiciones para que las actividades económicas a desarrollarse en tales tierras sean rentables, todo el bla bla bla de expropiar tierras privadas, es ridículo, dañino e inmoral.

Impuestos. Por cada impuesto regresivo que se implemente sólo por su facilidad de cobro, más alejados quedan los impuestos redistributivos, que el país sí necesita.

No obstante, por la precaria situación de nuestro país, puede que necesitemos de medidas extremas, pero el único extremismo válido aceptable es el que coloque a Venezuela de primero… Un buen comienzo sería con la reafirmación de nuestra realidad petrolera, defendiéndola con orgullo. A cuyo fin, me atrevo a sugerir algunos gritos de guerra:

Mientras la demanda por el petróleo sea desplazada artificialmente por la de otras fuentes energéticas, a causa de un neo proteccionismo ambiental o fiscal, que afecte sólo al productor petrolero, Venezuela no tiene por qué respetar convenios comerciales. El trato tan poco equitativo que recibimos se evidencia cuando observamos cómo en Europa se cobra un impuesto ad valorem al petróleo superior al 400%, que no sólo disminuye su demanda, sino que tales ingresos se destinan a subsidiar al carbón y hasta al maíz, que convertido en etanol y exportado a los Estados Unidos, donde bajo el amparo de cuestionables normas ambientales desplaza al petróleo.

Venezuela recibe sus divisas exportando petróleo, un bien que se vende por sí solo, de acuerdo a su precio e independientemente de cualquier acuerdo comercial, llámese ALCA u otro. En tal sentido, y antes de permitir a los extranjeros el acceso al jugoso mercado venezolano de la re-circulación de petrodólares, no deberíamos conformarnos con que nos compren petróleo, deberíamos pedir otra contraprestación, tal como la generación de empleos.

Pienso que quizás un Credo Petrolero sea justo el ingrediente que nos falta para formular esa pegaloca que tanto necesitamos como Nación… ¿qué perdemos tratando?

El Universal, Caracas, 9 de mayo de 2002



22 de abril de 2002

Pasará… lo que ustedes quieran que pase

Desde hace décadas veo como medio país espera en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía, entre chocolates, licores y perfumes, indeciso entre abordar el avión a Miami o regresar a casa. Señores, lo que pase a partir de ahora con nuestra economía, sigue dependiendo mucho de ustedes. 

El tradicional facilismo venezolano, de que todo se resuelve vendiendo petróleo, fue sustituido hace tiempo por el neofacilismo, que predica que todo se resuelve vendiendo PDVSA. Ambas promesas son mentira, ya que el país sólo se resolverá en la medida en que, por amor a Venezuela, invirtamos en ella todas nuestras esperanzas y le metamos el hombro. Les doy un ejemplo. 

La distribución eléctrica en el país tiene muchos problemas, pero aún a sabiendas de que son de fácil solución, ya que no requieren de tecnología avanzada difícil de adquirir, muchos aceptaron que la única salida es la neofacilista de privatizarla, vendiéndola bien cara a un extranjero… que sí sabe. 

Entonces, cuando el gobierno disiente, lejos de discutir y buscarle una solución, se le acusa de retrógrado, añadiendo así otra excusa para permanecer en el limbo entre irse y quedarse. 

En lo personal, que nada tengo que ver con el Gobierno, tampoco me gusta la idea de entregar la distribución de la electricidad de mi casa a un extranjero, por tres razones: 

1. Considero que el aprender cómo darnos un servicio público satisfactorio el uno al otro, forma parte esencial del aprender a ser Nación, por lo que no es una tarea delegable. 

2. Sé que el precio que se le pretende cobrar al inversionista por el derecho a un negocio monopólico, tendremos que pagarlo los consumidores con tarifas innecesariamente altas. Como una electricidad barata es buena para desarrollar otros negocios, no quiero renunciar por décadas a ello, sólo para que el fisco de turno levante unos ingresos. 

3. Si todos pagaran su consumo eléctrico, a una tarifa razonable, muchos de los problemas quedarían solucionados, por lo que me causa una profunda tristeza la idea de contratar a un costoso sheriff extranjero, sólo para que nos ayude a cobrar nuestra propia electricidad. 

Amigos, con la ayuda de Ustedes, los indecisos, podremos resolver lo del sector eléctrico, lo que a su vez contribuiría con la tan ansiada reactivación económica, por lo que les ruego: olvídense de Miami y regresen a casa… ¡mucho más vale Venezuela!

El Universal



11 de abril de 2002

Pague o se apaga

Venezuela enfrenta una emergencia eléctrica y lo que el Ministerio de Energía y Minas pretende disminuir el consumo mediante la utilización de señales de mercado, castigando el mayor consumo con mayores tarifas e incentivando el ahorro con bonos… ¿100% neoliberal?

Venezuela es un país energéticamente bendecido y el costo del 70% de su energía primaria, la del Caroní, es bajo. El que, no obstante ello, tengamos tarifas altas y un suministro eléctrico pobre, se debe a dos problemas estructurales, que curiosamente no son eléctricos.

El primer problema radica en que un gran porcentaje de la electricidad consumida simplemente no se paga, con lo cual ni hay dinero para inversiones, ni puede haber tarifas razonables. Si todos los ciudadanos de Venezuela pagaran lo que consumen, es posible que hasta bajando las tarifas, nos sobrara dinero para hacer inversiones.

El segundo problema lo encuentro en que no obstante que el negocio eléctrico debería verse beneficiado con los capitales más baratos, por ser el más seguro del mundo, sin embargo, hoy sólo atrae capitales costosos, con lo cual las inversiones salen caras y las tarifas altas. Un negocio que no logra cobrar lo que debe, lamentablemente resulta riesgoso.

Ante estos problemas, lo propuesto por el MEM, aunque fuese técnicamente factible de implementar, lo cual dudo, podría hasta agravar la precaria situación de nuestro sector eléctrico, al colocar todo el peso del racionamiento sobre aquellos que pagan y aumentar el valor del botín para quienes no pagan.

Por el contrario, considero que esta emergencia sería una excelente ocasión para generar un poco de ese sentir colectivo tan necesario para arreglar nuestro pésimo sector eléctrico… y tantas otras cosas más.

Muchos dirán que apelar a la responsabilidad ciudadana es inútil, por lo menos en el corto plazo… que esto requiere de generaciones de educación… ¡Pues no sé! Como todos necesitamos de la luz, tiene que haber alguna forma de encontrar las llaves a la conciencia de los venezolanos y por lo menos creo obligatorio partir de esa premisa.

No sé si la solución esté en crear círculos neoliberales o ONG´s Bolivarianas pero, con mucho respeto a los productores de la cuña actual, creo que un Simón Díaz tendría mayor capacidad para convocar los sentimientos que necesitamos y, francamente, eso de apague o se apaga, puede que tenga mucho de lo que le sobra a la electricidad, la chispa, pero poco de lo que le falta, el corazón, el carácter y la autoridad.

Aún cuando considero que el esfuerzo para conseguir apoyo al racionamiento debe centrarse principalmente en las escuelas, no estoy pregonando una campaña blandengue del tipo ¡Porfa!, sino una campaña de verdad. La mejor señal de mercado para incentivar el ahorro en este momento es ir de frente contra el robo eléctrico… ¡Preso por alteración de medidor!

Me pregunto: ¿qué diría el país si su factura eléctrica discriminase entre el monto que debe pagar por su consumo y el monto que debe cancelar a cuenta del robo de sus vecinos?

Publicado en El Universal, Caracas, 11 de Abril de 2002


4 de abril de 2002

COMPREMOS SENECA YA

No importa que los cables eléctricos en la Isla de Margarita se vean mucho más ordenados que antes, su situación eléctrica sigue siendo un verdadero enredo.

Todo comenzó hace unos años cuando el Estado, incapaz de proveer un servicio público básico como el de la electricidad, tiró la toalla y llamó a la privatización. No obstante, nuestros políticos, que jamás se han tomado lo de servir al público demasiado a pecho, decidieron que no querían soltar ese cambur sin por lo menos recibir un buen regalo de salida.

Entran en escena los asesores, quienes después de establecer que los activos eléctricos en Margarita no sólo eran chatarra, sino que además ya habían sido cancelados por los usuarios margariteños con el pago de sus tarifas, indicaron que la única manera de conseguir tal regalo de salida, era vendiendo el derecho de suplir electricidad de manera monopólica al mercado de Margarita… por muchas décadas.

Dicho y hecho. Entre misas y gallos, se construyó un pliego tarifario tan generoso, que hizo babear al inversionista hasta tal punto que en la subasta le ofreció al Gobierno un cheque por 63 millones de dólares, por el 70% de SENECA, empresa a la cual se le había otorgado la concesión exclusiva

El Gobierno festejó gritando ¡Viva… la bateamos de jonrón! Les importó un bledo que el cheque proviniera realmente de una apropiación indebida, ya que habían vendido el mercado eléctrico margariteño que no les pertenecía.

Sin embargo algunos pocos considerábamos que no había nada que celebrar, ya que la Isla pasaba a estar en manos de un inversionista, que había tenido que desembolsar 63 millones de dólares por el solo derecho a dar el servicio, es decir, antes de comprar un bombillo, un metro de cable o un transformador y que obviamente aspiraba recuperar tal pago a través de las tarifas.

Pero el horror no acaba ahí. Entre la prisa del Estado por ponerle la mano al cheque y de los inversionistas por entrar, se postergó de manera irresponsable para después de la subasta la decisión más importante para la Isla en materia eléctrica, la de determinar si se colocaba un nuevo cable submarino o un gasoducto para generar con gas.

Tal como lo ordena la Ley de Murphy, a los pocos días de haberse vendido Séneca, el viejo cable submarino colapsó y el sorprendido inversionista tuvo que salir corriendo a instalar generadores alimentados con petróleo, por lo que hoy Margarita, en lugar de electricidad del Caroní o electricidad a gas, deben generar con petróleo, la opción más costosa.

Como resultado de todo lo anterior, hoy la Isla tiene que sufrir unas tarifas eléctricas agobiantes, al mismo tiempo que el inversionista pierde dinero. ¿Cómo resolvemos esto? Obviamente que no con más politiquería, sino buscando una solución de fondo, como podría ser la siguiente:

Estado venezolano, Usted se llevó un cheque por 63 millones de dólares que no era suyo. Devuélvalo ordenando a la empresa nacional de transmisión, que está por crearse, que coloque dos buenos cables submarinos, que le permitan a la Isla recibir una electricidad más económica… como el resto de Venezuela.

CMS Energy, Usted se metió en una inversión sin estudiarla suficientemente. De haberlo hecho, no sólo sabría el mal estado del viejo cable submarino, sino sabría además que su clientela no estaría dispuesta, ni en capacidad de pagar las exageradas tarifas que los del Gobierno central le prometieron, por lo que algunas pérdidas debería asumir.

PDVSA, a Usted le interesa ayudar a resolver el problema para así liberar un petróleo, que puede vender a mejores precios en el mercado internacional.

MEGANE, (la mancomunidad eléctrica de Margarita) Usted póngase las pilas y consiga un financiamiento a largo plazo con el Banco Interamericano de Desarrollo para negociar la readquisición de Séneca, así sea parcial y para renegociar todo el pliego tarifario.

Amigos, francamente, si en la Isla de Margarita no hay suficientes recursos humanos y voluntad como para arreglar su propio servicio eléctrico, quizás deban olvidarse de otros retos más complicados, como el turismo… que hoy no da ni para pagar la luz.

Publicado en Sol de Margarita, Porlamar, 4 de abril de 2002

18 de enero de 2002

ENELVEN Y SU ESCAPISMO

La revista Intercambio de la Cámara de Comercio de Maracaibo, informa sobre el ultimátum de Enelven, que o consigue un socio estratégico o se apaga, ya que esa empresa eléctrica requiere de 800 millones de dólares en los próximos cinco años.

El reportaje incluye la opinión del Sr. Humberto Zavarce, Presidente de Enelven, quien respalda la tesis diciendo que si “no se privatiza, será un desastre” por cuanto “el traspaso a manos privadas agilizará el proceso de decisiones y optimizará el servicio, a través de la llegada de inversiones y nuevas tecnologías” ... “lo que permitirá fortalecerse para resistir y participar en la competencia, como lo establece la Ley de Servicio Eléctrico”.

Finalmente, se indica que el valor de los activos es de 525.000 millones de bolívares, lo que cuadra con los 700 millones de dólares que siempre se han sugerido como el precio base (o comisión) que el Gobierno Central desea recibir por privatizar los activos, esencialmente Zulianos, de Enelven y su filial Enelco.

Deben existir intereses que no conozco... ya que quedo sin entender.

Primero, por ser del sector privado, estoy seguro que el traspaso de la empresa a manos privadas contiene aspectos favorables, pero como consumidor privado de un servicio público, como la electricidad, no puedo aceptar la tesis de una irremediable incapacidad del sector público y mucho menos la inercia de los profesionales de Enelven, que con una buena dirección bien podrían, en el interim, optimizar el servicio y lograr acceso a recursos y nueva tecnología.

Segundo, ante la expuesta necesidad de sobrevivir para poder luego participar “en la competencia”, vale la pena recordar que la única competencia que podría existir, de haber igualdad de acceso a los combustibles, sería en la generación de la electricidad. Tanto por Ley, como por la realidad tecnológica, la transmisión y la distribución seguirán siendo monopolios, donde se fijan tarifas.

Tercero, ni mencionan tarifas, pero si a los 800 millones de dólares de la inversión “necesaria”, le sumamos un precio base de 700 millones...doy gracias a Dios por no ser usuario eléctrico en Maracaibo. 1.500 millones a una tasa riesgo país del 14%, indican un pago anual, por dividendos e intereses, de 210 millones. Si le sumamos otros 150 millones para amortizar la inversión en 10 años, un plazo probablemente demasiado generoso considerando los pretendientes extranjeros (¡Enron!, AES y otros), obtenemos 360 millones de dólares, que superan a los 350 millones que actualmente se le facturan al Zulia por electricidad. ¡Qué va! ¡Por ahí no va!

Cuarto. Cualquiera que sea la solución, ésta debe incluir la reducción de las pérdidas originadas por el robo de la electricidad y el cobro efectivo a los públicos de sus facturas eléctricas. De lograrse, ello permitiría un mejor flujo para las inversiones, lo que evidencia, que en esencia, con la privatización se busca contratar un sheriff para que le cobre la factura eléctrica al Zulia... ¡qué triste!

En fin, me causa pena ver que la gerencia de Enelven, después de una década, siga tan entregada a la sola opción privatizadora y me pregunto si a estas alturas podrían ser motivados a manejar otras opciones... ¡que sí las hay!

Por ejemplo, podría limitarse la búsqueda de inversionistas al sector de la Generación, donde el interés de los vendedores de turbinas, vía créditos de proveedores, ayudaría a disminuir el costo de los recursos financieros. La Transmisión debería ser responsabilidad exclusiva de la Nación y en cuanto a la Distribución, la entrega de los activos actuales en comodato a unos empresarios locales o cooperativas de empleados o usuarios, podría producir menores tarifas y un mayor desarrollo de la Región.

Lograr que un servicio público, como el de la electricidad, funcione, forma parte del cómo una Región aprende a ser Región. Es una responsabilidad de la cual no deberían poder escaparse, vía la solución fácil de entregarlo a un inversionista externo.

Publicado en Panorama, Maracaibo, 18 de Enero de 2002