11 de mayo de 2001

MOVIMIENTO ELÉCTRICO ANDINO

Profesionales del sector eléctrico y autoridades de los Andes se encuentran inmersos en un proceso, mediante el cual esperan lograr regionalizar la generación y la distribución de su electricidad. El objetivo principal de este Movimiento Eléctrico Andino es el de asegurar que las necesidades propias de la región sean debidamente consideradas, para acabar así, de una vez por todas, con el actual estado de indefensión que sufre la región Andina en materia de electricidad. También existe otra meta, la de rescatar al servidor público, que a la luz de la nueva Ley Eléctrica adquiere un significado muy especial.

La Ley, en su mayor parte excelente, lamentablemente refuerza en su articulado la noción moderna de que la electricidad, en lugar de ser un servicio público del cual pueden desarrollarse otros negocios, es un negocio en sí mismo, por lo que sus gerentes y trabajadores se deben a los intereses de sus accionistas, sin importar de donde provengan, dejando de ser servidores públicos de su región.

Ante tal situación, un profesional del sector eléctrico se enfrenta hoy en día a tres disyuntivas de cómo visualizar el desarrollo de su carrera profesional. En un extremo, tiene la posibilidad de montarse sobre las olas de la globalización y de la privatización, uniéndose a un pequeño y calificado grupo de maximizadores de rentas. Si es bueno y logra sobrevivir a la competencia, sin duda que, en lo económico, le irá de maravilla.

Del otro extremo, puede colocar toda su capacidad y dedicación a la disposición de su comunidad, buscando entregar el mejor servicio público posible. Si es bueno y tiene la suerte de integrar un grupo, donde todos reman en la misma dirección, podrá encontrar una gran satisfacción en el cumplimiento de su deber como servidor público, aún cuando económicamente no le resulte tan de maravilla.

La tercera alternativa sería simplemente la de navegar entre los dos extremos, lo cual, por lo menos en términos de retos profesionales y realización personal, equivaldría a un grisáceo “ni chicha ni limonada”, o a un triste vegetar.

La actual propuesta de regionalizar el servicio eléctrico de los Andes, se ubica por completo dentro de la alternativa del servidor público y esto es lo que ha permitido generar, inicialmente, una gran cohesión y un gran entusiasmo entre todos los participantes.

Hay quienes sostienen que formar un servidor público, tal como intuimos que debería ser, es una tarea imposible. Se argumenta que la propia globalización, con su tendencia de movilizar los recursos humanos, elimina la relación afectiva para con un lugar, lo que constituye la base de la voluntad de sacrificio inherente a un servidor público. Para quienes creemos que el futuro de nuestro país depende justamente de lograr desarrollar tales servidores públicos, el experimento Andino, contará con nuestras plegarias.

Obviamente que los servidores públicos no lo hacen sólo por amor al arte, también tienen derecho de ver retribuidos sus esfuerzos con una mejora en sus ingresos. No obstante, mientras quienes alaban las fuerzas estimuladoras del mercado, cínicamente saben que su bolsillo, ante nada, depende de boicotear el mercado y de explotar las ventajas del monopolio, el verdadero servidor público sabe y acepta, que su mejora depende de su contribución a la economía de la región.

En un mundo como el que nos rodea, donde francamente resulta tan difícil encontrarle un sentido integral a la vida de un profesional, les aseguro, que de tener unos años menos, me encantaría ser uno de esos servidores públicos, que hoy se comprometen con el futuro eléctrico de los Andes.

Publicado en La Nación, San Cristóbal, el 11 de mayo de 2001